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34 y el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo ungirán allí como rey de Israel. Luego hagan sonar las trompetas y aclamen: “¡Viva el rey Salomón!”. 35 Cuando ustedes lo traigan de regreso, siéntenlo en mi trono como el nuevo rey. Porque yo lo he designado a él como rey de Israel y Judá.

36 ―¡Amén! Alabado sea Dios —contestó Benaías—.

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